| Mis queridos hermanos y hermanas. Parece que fue ayer cuando en un caluroso día del mes de julio de 2015 en Cádiz el recién elegido Consejo Provincial soñó un objetivo para los tres años que quedaban por delante…Soñamos con caminar hacia comunidades más fraternas, abiertas, misioneras y solidarias, especialmente con los jóvenes más pobres.
Somos herederos de un soñador y el sueño comenzó a hacerse realidad con muchas dosis de ingenio, algo de locura y trabajo…mucho trabajo. Pues bien, como el que no quiere la cosa llegamos al final de un intenso trienio con el reto de volver a los jóvenes, raíz y esencia de nuestro proyecto de vida. Hemos tenido oportunidad de encontrarnos en estos años con nosotros mismos, con los hermanos y hermanas de nuestras comunidades al hilo del año santo de la Misericordia. Hemos rezado, compartido, reflexionado, celebrado y desde el gozo de sentirnos comunidad el pasado curso asumimos el reto de salir al encuentro del mundo y la sociedad. Si el lema del primer año (#UnidosSiempre) se repitió como un mantra…#SALalMundo ha sido un grito de libertad que ha resonado permanentemente haciéndonos reflexionar sobre la importancia de una asociación abierta a la Iglesia y al mundo. Resuena en nuestros corazones la frase del Papa Francisco “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades."
Para cerrar esta trilogía no queda otro camino que hacerlo poniendo esas comunidades al servicio de los jóvenes, en especial de aquellos que viven en situaciones de dificultad. Es un año para convertir nuestra oración de alabanza en misión a pie de calle, para traducir nuestra fraternidad en proyectos y obras, para caminar al encuentro de quién sufre y es víctima de situaciones de injusticia y opresión. La realidad juvenil es cambiante y nos encontramos ante nuevos retos que nos demandan nuevas respuestas en coordinación con las Fundaciones y ONGD’S que atienden las realidades de exclusión en nuestro país y en los países en vías de desarrollo. Sin esta dimensión nuestras comunidades están llamadas a languidecer y perderían su razón de ser.
Os pido por ello un plus de ilusión y compromiso personal y comunitario. Soy consciente de lo mucho que nos hemos implicado toda la asociación en este tiempo, con una participación entusiasta en todas las iniciativas que desde el Consejo se han propuesto, pero este año debe ser especial. Recuerdo con cariño un momento mágico de mi infancia que fue, supongo también, de la memoria colectiva de España…el 12-1 a Malta de la Eurocopa del año 1983. ¿Imagináis que hubiera pasado si Juan Señor no hubiera metido ese gol número 12? Tengo la sensación de que hemos realizado un esfuerzo enorme, que hemos puesto en marcha iniciativas muy bonitas y necesarias, pero en los jóvenes nos jugamos la clasificación. Nos jugamos el pasar a la historia o pasar al olvido. Nos jugamos la fecundidad vocacional, el sentido de nuestra identidad carismática y nuestra propia felicidad personal y colectiva. Quedan pocos minutos de juego se acerca el final del partido, el equipo empuja sin descanso…Gol del Señor, porque este gol que marque nuestras vidas será El Quién nos ayude a marcarlo.
Qué María Auxiliadora y San Juan Bosco nos ayuden a caminar hacia la juventud como comunidades misioneras…#Haganlío.
José Ramón Alcalá-Zamora y Pérez
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