SALESIANOS COOPERADORES

Provincia María Auxiliadora

PROYECTO 2019-2020

Llega septiembre…un mes de “un sol que es más leve y lunas más largas” (Juan Carlos Aragón), un mes que en nuestra asociación significa una vuelta a la normalidad y que tras el cambio de actividad que el verano nos ofrece en forma de descanso familiar o compromisos pastorales nos devuelve a la actividad cotidiana con nuevas ilusiones, esperanzas y proyectos renovados. Desde el Consejo Provincial hemos asumido la sana costumbre de compartir con todos los hermanos y hermanas el proyecto provincial en el último día del mes de agosto (San Ramón nonato) aprovechando nuestra reunión de programación y que aún muchos de vosotros apuráis unas merecidas vacaciones.  
Afrontamos el ecuador del trienio 2018-2021 con las ilusiones intactas y con el viento a favor que nos ofrece todo lo vivido en el curso anterior, el año del “Bienaventurando” con una asamblea histórica en su participación y que nos impulsa a seguir reinventándonos. En este camino de FEliciDAD que consta de tres etapas pensamos que este curso debería estar destinado al amor…SI…AL AMOR. Somos hijos de un Dios que es amor derramado y rebosante que por nuestra salvación se hizo hombre y eligió vivir nuestra vida y llevar nuestras cruces. Ese amor ha traspasado el tiempo y siglos más tarde suscitó en Don Bosco una vocación a la santidad que cambió el rumbo de millones de jóvenes en el mundo y de miles de personas que ayer y hoy quieren seguir dando amor con ese estilo salesiano.  
“Un amor infinito” ese es el lema que os proponemos para interiorizar la propuesta formativa y pastoral de este curso. Es una llamada a parar y pensar en las cosas realmente importantes de nuestras vidas. Es una oportunidad para dejar atrás muchos conflictos, rencillas, dificultades en las relaciones personales que el desgaste del tiempo ha hecho crecer en nuestras comunidades como “mala hierba” y que impide que demos mejores frutos. Es un desafío que nos sitúa ante la necesidad de amar en varias direcciones…a nosotros mismos (amor propio), a nuestros hermanos (amor fraterno) y a los destinatarios de nuestra misión (amor o también llamada caridad pastoral). 
Es el año para amarnos más, para abrazarnos más fuerte cada vez que nos encontremos, para darnos muchos besos, para perdonar, para estar más cercanos a quienes más nos necesitan, para sonreír, para llorar con quienes sufren, para repetir una y otra vez como una letanía la oración de San Francisco…” Hazme Señor instrumento de tu paz…que donde haya odio, ponga yo amor”. Ese amor se convierte en infinito, todo cuanto damos nos vuelve en modo alguno y en cierto modo somos herederos del amor de nuestros padres y abuelos, de muchas generaciones que a pesar de las dificultades han hecho brotar semillas de esperanza en nuestro mundo.  Este año permanecemos atentos de forma muy especial a dos momentos importantes a nivel de Iglesia y de Familia Salesiana. En el mes de febrero se celebrará el Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en salida” que con el lema Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo nos invita como laicos a asumir el protagonismo que nos corresponde en el mundo como testigos de la fe en nuestra sociedad. 

Todas estas motivaciones hacen de septiembre un mes de ilusión, de reencuentros, de novedades y porque no, de sorpresas. Me encanta esta frase que dijo el Papa Francisco a los jóvenes en Manila en enero de 2015: “El amor te abre a las sorpresas, el amor siempre es una sorpresa, porque supone un diálogo entre dos: entre el que ama y el que es amado. Y de Dios decimos que es el Dios de las sorpresas, porque él siempre nos amó primero y nos espera con una sorpresa.” Ojalá este curso que iniciamos podamos encontrarnos y sorprendernos con muchos gestos de fraternidad, de entrega, de compromiso…de cariño, signos de un amor infinito. 
 
 





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